La Asociación 14 de Abril denuncia la vandalización constante de la placa que recuerda la liberación de 300 presos asturianos en el Fuerte de Carchuna

La placa que recuerda este episodio histórico es arrancada de forma sistemática de una de las entradas al recinto del Fuerte, donde fue colocada con motivo del 80 aniversario de la denominada Operación Carchuna por iniciativa del colectivo memorialista de la Costa de Granada, a pesar de ser reemplazada en cada ocasión que desaparece. 

En el 83 aniversario de la liberación de 300 presos asturianos recluidos en el Fuerte de Carchuna, la Asociación 14 de Abril reivindica nuevamente su puesta en valor como Lugar de Memoria y Centro de Interpretación de la huida de Málaga a Almería, tal y como acordó en su momento el Parlamento Andaluz

Placa de recuerdo y homenaje a quienes sufrieron prisión en el Fuerte de Carchuna colocada en 2018

El domingo 23 de mayo se cumplen 83 años de la operación guerrillera en el  Fuerte de Carchuna que permitió liberar a más de 300 prisioneros de las manos de las fuerzas golpistas que se habían sublevado contra el gobierno legítimo de la II República española.

Un hecho injustamente ignorado en los libros de historia y olvidado por las administraciones, pese a ser una acción audaz, pionera, valiente.

Con este motivo, desde la Asociación 14 de Abril se ha denunciado la nueva desaparición de la placa colocada en la entrada al recinto del Fuerte, en la que se recuerda este episodio histórico. Un acto vandálico recurrente que viene produciéndose de forma sistemática ante la indiferencia cómplice de las autoridades de la entidad local.

La Asociación 14 de Abril ha vuelto a criticar el incumplimiento por parte de las administraciones de la decisión del Parlamento Andaluz para señalar el Fuerte de Carchuna como lugar de Memoria Democrática de Andalucía y emprender las actuaciones necesarias para hacer del Fuerte un Centro de interpretación de la huida de Málaga a Almería, La Desbandá.

Operación Carchuna

En la operación participó un grupo de unos 30 guerrilleros que partieron en dos barcas de pescadores desde Castell de Ferro y desembarcaron durante la noche en Calahonda guiados por un pequeño grupo de militares que habían logrado escapar del Fuerte unos días antes.

Entre los guerrilleros había lugareños de la costa granadina y la Contraviesa, miembros de los conocidos como «Niños de la Noche». También participaron dos brigadistas internacionales pertenecientes a un grupo de operaciones especiales. Concretamente, al mando de la operación se encontraba el joven teniente neoyorquino Bill Aalto, junto al que participó en el asalto otro estadounidense, Irving Goff, que después tendría un papel destacado en las operaciones de infiltración tras las líneas nazis de la OSS norteamericana durante la II Guerra Mundial. 

Las acciones de su grupo en Andalucía tras las líneas franquistas habrían inspirado, según diversos investigadores, alguna de las historias relatadas por Ernest Hemingway en Por quién doblan las campanas.

En julio de 1938, la Secretaría de  Propaganda y Prensa de Madrid relataba en este documento los detalles de la Operación Carchuna, que puedes consultar aquí.

El Fuerte de Carchuna, centro de represión en la posguerra

El trabajo de los investigadores José María Azuaga  y Jacqueline López,  El Fuerte del horror, torturas y ejecuciones extrajudiciales en Carchuna y Castell de Ferro en julio de 1947 documenta y recoge numerosos testimonios de la utilización del Fuerte como centro de represión en la posguerra,

Relata pormenorizadamente la detención en el mes de julio de 1947 de dieciocho personas en Lentejí  y su traslado y reclusión en el Fuerte de Carchuna. Cuatro de ellos fueron víctimas de un fusilamiento extrajudicial en las proximidades de Castell de Ferro, para ser enterradas a continuación en una fosa común del cementerio del mismo pueblo.

“Era entonces un llano inhóspito, donde no había nadie, nada más que el castillo”, afirmaba Manuel Prieto López, general de la Guardia Civil, que se enfrentó a la guerrilla en ese tiempo y que se refería a su función represiva, como un lugar donde se llevaban a cabo interrogatorios.

El testimonio directo de Manuel Guerrero Navarro, que estuvo allí recluido, sufrió torturas y sobrevivió, corrobora el papel represivo que el franquismo asignó al Fuerte de Carchuna en la posguerra.

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