La Charla de Marin y el posterior debate tendrá lugar el próximo martes, día 6 de febrero, a las 19 horas en el Teatro Calderón, en la que se abordará el surgimiento y la andadura del movimiento Mujeres Libres, el primer movimiento feminista radical de base popular en España. Uno de los grupos precursores de reivindicaciones por la liberación de género que, tantos años después, siguen estando presentes en la actualidad.
Dolors Marín Silvestre es historiadora e investigadora especializada en la historia de los movimientos sociales europeos contemporáneos. Es doctora en Geografía e Historia por la Universidad de Barcelona.
Como experta en la historia de los movimientos sociales europeos contemporáneos, Marín ha publicado más de una decena de libros en diversas editoriales y ha realizado varias publicaciones en espacios académicos y en revistas de divulgación
Marín ha recuperado a referentes de la lucha feminista y obrera en Cataluña como Ángeles López de Ayala o Teresa Claramunt, y ha investigado la labor de la organización de mujeres anarquista Mujeres Libres, antes y durante la guerra civil española.
Es colaboradora en el Observatorio para la Investigación Etnológica de Cataluña en el ámbito de la memoria histórica. Además, es miembro de Memoria de Mallorca y asesora de la Comisión de Fosas del Gobierno de las Illes Balears..
La Agrupación de Mujeres Libres
A finales de la II República en una dinámica política y cultural que abría nuevas posibilidades para la participación de las mujeres en la lucha social, La CNT, la Confederación Nacional del Trabajo, era desde 1910 la central sindical principal orientada por el anarquismo. Un sindicato que contaba con una presencia alta de mujeres y que reconocían los derechos laborales básicos como la libertad económica o la igualdad de salario, pero en el que poco se ideaban iniciativas de luchas específicas.
En Barcelona, núcleo principal del movimiento anarquista, se fundó en 1934 el Grupo Cultural Femenino, pionero de las articulaciones de mujeres dentro del sindicato CNT. Pero el estallido de la guerra civil cambió el ritmo de las formaciones, avanzaron y decidieron entonces crear su propia organización. El 2 de mayo de 1936 varias mujeres publicaron el primer número de la revista Mujeres Libres que sirvió de base para la constitución del grupo libertario y la organización de su primer primer – y único – congreso que pudieron realizar en agosto de 1937. En poco tiempo, pasaron a contar con 147 agrupaciones locales y 21.000 mujeres afiliadas.
Desde sus inicios, Mujeres Libres se formaron como un grupo totalmente autónomo. La mayoría de las militantes ya formaban parte de otras organizaciones del movimiento libertario – CNT, FAI, Juventudes Libertarias -, sin embargo, no se subordinan a ninguna de las estructuras previas.
El mayor logro de la organización fue ser las pioneras de las organizaciones feministas y unir la lucha contra la explotación capitalista con la opresión patriarcal. Así fue, Mujeres Libres seguía la línea ideológica de CNT, pero desarrolló su propio objetivo: emancipar a la mujer de la triple esclavitud, «esclavitud de ignorancia, esclavitud de mujer y esclavitud productora.
Con el inicio de la guerra, se marcaron otra meta, «aportar una ayuda ordenada y eficiente a la defensa de la República».
Lo que más llama la atención de este grupo es cómo plantean la problemática de la mujer, sobre todo en aquella época, con temas que abarcan desde la abolición de la prostitución, la educación mixta, comedores o guarderías populares o el amor libre. Reivindicaciones que llegan a la mayoría de izquierda mucho después, en la década de los 70.
Rompieron con la idea de que el hogar y las relaciones de pareja eran privadas: denunciaban con fervor el control dentro de la propia pareja y desde el propio estado e Iglesia católica. Proclamaban el amor libre y denuncian que el modelo tradicional de familia fomenta las desigualdades. Por un lado, porque mantiene las dependencias económicas en la que se sustenta el patriarcado. Por otro, porque ampara la sumisión de las mujeres a los hombres dentro de la familia por lo que carecían de todo derecho de expresarse en ella.
Como con todos los grupos revolucionarios, la represión durante la guerra por parte de las tropas franquistas fue terrible. Más con los grupos de mujeres, como éste, que suponían un doble peligro al no luchar sólo por la emancipación de la clase obrera, sino también por la emancipación de la mujer.
Como la mayoría de milicianas y militantes, las integrantes de Mujeres Libres acabaron en la cárcel, en el exilio, o, en el mejor de los casos, sometidas a un silencio absoluto negando haber participado en esta organización. Ni desde el extranjero consiguieron mantener estructuras organizadas en la clandestinidad, por lo que en 1939, Mujeres Libres acabó disolviéndose.