La ARMH 14 de Abril considera inadmisibles las afirmaciones de Fulgencio Spa en las que se refiere a los resultados de las recientes elecciones municipales en clave de vencedores y vencidos, con desprecio y violencia verbal que alientan la confrontación y son contrarias a la convivencia democrática.
Por ello, la Asociación 14 de Abril para la Recuperación de la Memoria Histórica en la Costa de Granada exige al Ayuntamiento de Motril que, con carácter de urgencia, se retire la medalla de oro de la ciudad a D. Fulgencio Spa Cortés por las afirmaciones ofensivas y denigratorias para las víctimas y familiares de la violencia franquista. Unas afirmaciones. que realizó de manera pública recientemente, que son alentadoras de la confrontación y, por lo tanto, contrarias a los principios de convivencia democrática.
La carta dirigida a la exalcaldesa Luisa García Chamorro, laudatoria para ella e insultante para el pueblo, evidencia el compadreo y la utilización interesada por parte de la derecha motrileña de cualquier posibilidad de favorecer y pagar favores a los suyos, incluso desde actuaciones institucionales. A la vez, pone de manifiesto la manera que tienen de entender la política, una que considera que hay ciudadanos “buenos” y ciudadanos “malos”, ciudadanos “que saben” y ciudadanos ignorantes, según las inclinaciones de su voto.
39 años después de la muerte del dictador, continúan desaparecidos más de 114 mil víctimas de la represión de la dictadura franquista, lo que es equiparable a cualquier otro genocidio. Miles de ellos en cunetas y en fosas de Andalucía.
Para la exalcaldesa de Motril, el Sr. Spa es “un ejemplo a seguir donde todos debemos mirarnos para salir adelante”. Sin embargo, la larga trayectoria vital y ciudadana del Sr. Spa es de sobra conocida para la mayor parte de los ciudadanos de Motril y muy especialmente para sus trabajadores y trabajadoras, que saben, como la mayoría social, que no reúne mérito objetivo alguno que pudiera justificar la concesión de esa alta distinción, sino todo lo contrario.
Ni en éste ni en ningún otro caso en el que las víctimas de la violencia hayan sido denigradas, menospreciadas o insultadas, basta con disculparse o pedir perdón. No resulta admisible. No puede ser suficiente.