El jueves 1 de diciembre el Museo Hernández Quero acogerá una lectura de poemas de Marcos Ana en recuerdo y homenaje del poeta recientemente fallecido. El acto, organizado por Izquierda Unida, cuenta con el apoyo y la colaboración del Ateneo de Motril, la ARMH 14 de Abril y el Ayuntamiento.
El mundo de la cultura motrileña ha querido sumarse al sencillo homenaje que se celebrará el próximo jueves, 1 de diciembre a las 19 horas, en la sede del Museo Hernández Quero (junto al Mercado Municipal). El acto, que consistirá en la lectura de algunos de sus poemas por parte de poetas y representantes del mundo de la cultura, estará precedido por una breve semblanza del poeta, recientemente fallecido a los 96 años de edad.
Yo no pido clemencia.
Doy banderas.
Paso de mano el golpeado
corazón de mi pueblo prisionero.
Poeta, luchador, buena persona.
Fernando Macarro Castilla, Marcos Ana (seudónimo formado con los nombres de sus padres) fue el preso político que más tiempo pasó encarcelado por el régimen franquista. 23 años en los que pudo leer los libros permitidos en prisión, conseguir algunos de los poetas prohibidos por Franco y escribir sus propios versos.
En 1961, fue uno de los primeros presos políticos españoles liberados por la actividad de la recién fundada Amnistía Internacional.
Autor de varios poemarios, como Decidme cómo es un árbol o Poemas de la prisión o la vida, publicó, en 2013, Vale la pena luchar, una aproximación al tema de la crisis, un manual contra la injusticia, escrito por un hombre sencillo con una vida apasionante y apasionada que cruza toda la historia del siglo XX.
Su poesía ha sido calificada como “poesía de trinchera”, su militancia política, no obstante, queda eclipsada poéticamente por expresar con gran emotividad los penosos años de cautiverio y la angustia y el miedo que experimenta el hombre privado de libertad.
En palabras del escritor y también poeta Luis García Montero, Marco Ana ha sido una lección, un ejemplo raro: se ha mantenido firme hasta el final gracias a la bondad. Seguía convencido de que la libertad personal resulta incompatible con la esclavitud de los otros.
Su victoria más importante fue conseguir que no le contagiaran el odio las personas que le había robado su vida durante 23 años de cárcel y su país durante 40 años de dictadura. Una victoria íntima que le permitió mantener la fe en el triunfo del socialismo