Estimada alcaldesa, concejalas y concejales:
El próximo día 6 de diciembre conmemoramos la aprobación de nuestra Constitución democrática. Estamos seguros de que la corporación municipal, como el resto de los representantes de las administraciones de nuestro país, realizará actos de celebración en los que todos y todas nos congratulamos de tan feliz fecha.
Desgraciadamente, en este día de fiesta democrática, nuestro municipio de Motril seguirá destacando en el mapa nacional como uno de los puntos oscuros de la geografía de las libertades, pues, como ustedes conocen, nuestro ayuntamiento, incomprensiblemente, sigue manteniendo honores y reconocimiento a personas y hechos que exaltan la criminal dictadura franquista cuya desaparición celebramos en este Día de la Constitución.
Como usted conoce, señora alcaldesa, porque usted misma y su equipo de gobierno junto al concejal de la extrema derecha, se negaron a retirar la medalla de oro que un alcalde franquista, en nombre de una ciudad que no tuvo la libertad de elegir, otorgó al dictador. Una medalla que, eso sí, fue sufragada con los presupuestos municipales, una medalla que honraba al responsable del encarcelamiento, asesinato, tortura y desaparición forzada de cientos de vecinos y vecinas de nuestro municipio.
Les recordamos algunos de ellos. Juana Correa, embarazada en ese momento, que fue detenida el 31 de julio de 1947 y torturada y asesinada esa noche, cuyo destino se ocultó a sus familiares hasta que sus restos pudieron ser rescatados en una fosa del cementerio de Gualchos en 2012, 65 años después. Junto a ella estaba su marido, Manuel Rubiño, maestro, al que obligaron a comerse el libro que llevaba en el momento de la detención, y que también fue torturado y asesinado.
Con ellos se encontraron los restos de nueve personas más, entre ellos el niño Paulo Martín, de 16 años, y su madre, Manuela. Su marido, muerto la noche anterior, fue enterrado en una fosa innominada del cementerio de Motril, de paradero desconocido, quizás cerca del monumento a los caídos que sigue presente en ese mismo cementerio, pagado con los fondos de este mismo ayuntamiento que no ha hecho nada por recuperar su memoria.
Este día 6 de diciembre, los demócratas, recordamos a todas estas mujeres y hombres que se enfrentaron a la dictadura e hicieron posible nuestro actual estado democrático y que, por ello, sufrieron cárcel, torturas, humillaciones, exilio o la muerte.
Pocos de sus nombres encontramos dignificando el callejero de nuestra ciudad donde, en contraposición, perviven más de una veintena de calles relacionadas con el régimen franquista, algunas tan dolorosas como la dedicada al crucero Baleares, que bombardeó esta ciudad y a sus vecinos mientras huían desamparados por la carretera de Almería.
Señora alcaldesa, señores y señoras concejales y concejalas, cuando el próximo día 6 de diciembre rindan honores a nuestra bandera constitucional acuérdense de ellos y ellas, y pongan fin a la situación de ignominia en la que han situado a nuestra ciudad.
Las víctimas y sus familiares se lo exigen, y recuerden que son sus actos los que les situarán en la historia de esta ciudad.