La Junta de Andalucía, a través de la Dirección General de Memoria Democrática, sigue avanzando, día a día, en el cumplimiento de su compromiso de recuperar la Memoria Histórica de Andalucía. El señalamiento de los Lugares de la Memoria Histórica de Andalucía es una de las actuaciones que se están llevando a cabo en esa dirección. Los Lugares de la Memoria son espacios vinculados a hechos o acontecimientos singulares ocurridos entre la sublevación militar contra el Gobierno legítimo de la II República, hasta la entrada en vigor de la Constitución Española de 1978. Su señalamiento conlleva el recordatorio y reconocimiento de las personas que sufrieron violencia, vejación, persecución o privación de libertad por ejercer sus derechos fundamentales, por defender las libertades y la democracia.
En la desembocadura del río Guadalfeo, en febrero de 1937, miles de civiles, mujeres, ancianos, niños y niñas, murieron cuando huían en ‘desbandá’ por la carretera de Málaga en dirección a Almería, después de la toma de Málaga por el general golpista Queipo de LLano. Trataban de evitar los bombardeos de la aviación italiana y los cañonazos de los buques de la Armada de los sublevados. Así, entre dos fuegos, indefensos, muchos intentaron remontar el cauce del río que, crecido, se llevó a muchos de ellos. Muchos otros tampoco alcanzaron nunca ningún destino. Se estima que más de cien mil personas murieron en esa huida desesperada. Es, posiblemente, uno de los mayores crímenes de guerra contra la población civil. Un ensayo infame de muchas otras masacres que llegarían después.
En Salobreña, en el puente sobre el río Guadalfeo hoy, 16 de noviembre, se colocaba una placa que señala este Lugar de la Memoria y que recuerda a las víctimas de la Desbandá. Las Asociaciones memorialistas de la Costa de Granada y alguna otra organización venían reclamando desde hace tiempo este reconocimiento y la identificación del lugar. Hoy, por fin, hemos visto cómo se cumplía ese objetivo.
Los lugares de la Memoria son páginas de nuestra historia aún reciente que muchos seguimos empeñados en recuperar. Lugares que es necesario que iluminemos con nuestra presencia cotidiana, que incorporemos a nuestras vidas para que no deje de recordarse lo que sucedió en nuestros pueblos, en nuestras ciudades. Para que nuestras hijas y nuestros hijos no dejen de saber nunca que en esos lugares dejaron su vida cientos de miles de personas, por defender la libertad y los valores de una república democrática o, sencillamente, por no adherirse con entusiasmo a los militares fascistas.
Los Lugares de la Memoria son símbolos de la lucha antifascista y así se tienen que entender, así los debemos vivir.
Es un paso más en la tarea de recuperación de la Memoria en la que estamos comprometidos cada vez más personas, sabedoras que luchamos por nuestro futuro: por un país más digno, por un país decente que reconozca y asuma su pasado inmediato. Una tarea que, ante el olvido impuesto por la historia oficial, el desamparo de las instituciones estatales y el desprecio de la derecha política heredera del franquismo, va a depender en buena medida de que la aprobación de la Ley de Memoria Histórica de Andalucía sea una realidad cuanto antes.
Ahí debe estar nuestro más inmediato compromiso, nuestra más decidida contribución.